Con el intercambio cultural producido entre europeos e indígenas sudamericanos a partir de las expediciones realizadas por el Río de de la Plata en el siglo XVI, y las misiones franciscanas y jesuíticas que se instalaron en el corazón de la Cuenca del Plata (hoy Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), se incorporaron productos de origen animal como la leche, el queso y los huevos, terminando de dar forma a este exponente del mestizaje cultural hispano guaraní.
Uno de los primeros registros de ello surge de la bitácora de viaje de Ulrico Schmidl, un escriba alemán, quien acompañara a Pedro de Mendoza y Juan de Ayolas en las referidas expediciones.
Su cocción también ha ido evolucionando, realizándose en cuencos de barro de distintas formas y medidas, siendo la más tradicional la realizada en tatakua (horno a leña), que se mantiene hasta nuestros días.